24 sept 2009

Arrebato

Tenía la voz rota del tabaco y el vino barato, pero su sonrisa y sus ojos eran preciosos. Ebrios los dos (él de la noche, yo de ganas de probar), cambiamos mi virginidad por un beso de tornillo en el ascensor hasta su casa. Ocho pisos. No fue fruto de un romance, ni una reprimida pasión extrañamente correspondida. Sólo fue un calentón de una noche; no algo calmado y dulce como se imagina siempre. Hubo muchos más como él. Quizá algún día alguien me haga el amor.

2 comentarios:

  1. No. Este texto es ficción y responde a un momento determinado de mi vida. Más tarde sí he encontrado quien me ha querido y con quien he estado a gusto, pero no he sabido corresponderle.

    ResponderEliminar